La Emboscada de Sheridan Springs: Cómo Gary Gygax perdió el control de Dungeons & Dragons

Por Jon Peterson, traducido al español por Felipe Campos, Tomás Díaz y Emilio Fontirroig, con la colaboración de Rodolfo Schmauk.

Para el otoño de 1985, Gary Gygax era la más famosa y poderosa figura dentro de la afición por los juegos. Era el Presidente y Director Ejecutivo de TSR Inc., la compañía que publicaba Dungeons & Dragons. Había dirigido personalmente el desarrollo del juego durante una década y más recientemente trabajaba en la producción de nuevos títulos para la línea Advanced Dungeons & Dragons. Anteriormente, ese mismo año, había dirigido el proyecto para Unearthed Arcana y en otoño (sep-nov) ponía los toques finales a Oriental Adventures. Gygax había aparecido en la revista People y también había salido al aire en televisión nacional; su nombre y su juego eran conceptos inseparables. 

El día 22 de octubre de 1985 fue un martes. Gygax había estado sorteando otro día en las dependencias corporativas de TSR, ubicadas en el camino de Sheridan Springs en la localidad de Lago Ginebra (Wisconsin). La última tarea de ese día era una reunión justo después del cierre de la jornada; con sus 1.371 acciones, le correspondía a él dirigir el encuentro. La reunión comenzó tarde, aproximadamente a las 17 horas con 15 minutos. Allí se encontraban cinco de los seis directores de la compañía: dos de los directores independientes, James Hurber y Wesley Sommer, y tres de los principales accionistas: Gygax, Brian Blume y Kevin Blume… Gygax se sorprendió de encontrar juntos a los hermanos Blume en aquella reunión; a pesar de que ambos como familia reunían una importante participación en la compañía, cercana a las mil acciones, habían perdido sus puestos ejecutivos en la reorganización del año anterior.

La Junta Directiva procedió a efectuar la revisión de ciertos asuntos sobre unas negociaciones algo turbulentas con el American National Bank, antes de pasar al motivo principal de la reunión, que era discutir sobre los pagos de royalties de TSR a los autores. En unos memos internos recientes, Gygax había insistido que la compañía permitiera a sus empleados —y especialmente a él mismo—, poder retener todos los derechos, registros de marca y los royalties sobre las obras de su respectiva autoría, en lugar de asignarlos a TSR; aquello representaba, a ojos de los demás directores, una violación de los contratos existentes. Durante el curso de esta discusión, Gygax comenzó a advertir que tal vez le sería mucho más sencillo lograr los privilegios que pretendía si no fuese un empleado de la compañía, y que tal vez sólo debería renunciar.  

Era por supuesto absurdo sugerir para un accionista mayoritario su propia renuncia, pero Gygax se encontró con una sala fríamente receptiva para este plan de acción. La presencia de los Blume le preocupaba. Se volvió hacia el secretario del consejo, Willard Martens, para preguntar si su interés personal relativo al resto de accionistas había cambiado recientemente. En un primer momento, Martens respondió que sólo Lorena Williams había ejercido su opción de compra de 50 acciones de TSR. Williams se había incorporado a la compañía en abril como vicepresidente de administración; sus opciones de compra por si solas no podían poner en riesgo la mayoría que ostentaba Gygax.

            —¿Ha habido algún otro cambio?—, quiso saber Gygax.

            —Brian Blume ejerció su opción por setecientas acciones—, dijo Martens, algo incómodo. 

            —Ya veo—, sentenció Gygax.

¿Qué fue lo que Gygax vislumbró en ese momento? Probablemente la suficiente cantidad de acciones en juego como para hacerle perder el control de TSR, una compañía que él fundó y transformó en una marca global, pero seguramente también vio algo en juego que le era aún más querido: la posibilidad de perder el control sobre Dungeons & Dragons.

No obstante, rara vez las cosas eran blancas o negras. Gygax, en efecto, ostentó el control de TSR durante la década de existencia de la compañía, pero se trataba de un poder más bien tenue. De hecho, Gygax había adquirido una participación realmente decisiva sólo a partir de marzo de 1985, aprovechando un momento de gran convulsión en los negocios de TSR.

Antes de aquello, TSR había seguido un modelo de dirección consensuado, el cual fue celebrado por la industria durante el ascenso de la compañía, pero que luego fue vilipendiado una vez que las finanzas de ésta comenzaron a tambalear. Dado que Dungeons & Dragons había tomado al mundo por sorpresa, Gygax había obtenido su posición más en virtud de su talento como diseñador y extraordinaria presencia dentro de la comunidad, que por su aporte en las finanzas de la compañía.

El control de Dungeons & Dragons dependía de varias contingencias asociadas a la creación de “TSR Hobbies”, la cual había sido fundada formalmente en julio de 1975 como una entidad comercial en el estado de Wisconsin, dieciocho meses después de la publicación de Dungeons & Dragons. Pero antes, TSR sólo había sido una humilde asociación llamada “Tactical Studies Rules”, la cual se formó en octubre de 1973 entre Gygax y un amigo suyo de la infancia, Donald Kaye. Ambos vivían a unas cuadras de distancia en Lago Geneva y eran miembros de un club local de wargames llamado “Asociación de Estudios Tácticos de Lago Geneva”, del cual tomó su nombre “Tactical Studies Rules”.

Cuando se formó aquella sociedad, Gygax no había desempeñado un trabajo estable por cerca de tres años. La reparación de zapatos era su principal fuente de ingresos, pero el enfoque de sus energías estaba en la creación de reglas para juegos, por lo cual recibía pequeños ingresos a modo de royalties, pese a ser ampliamente aclamado dentro de la comunidad de aficionados al mundo de los juegos. Debido a lo anterior, Gygax no era capaz de solventar el dinero necesario para emprender por sí solo; fue Kaye quien puso el capital inicial de mil dólares suficiente para la publicación de un wargame sencillo, pero no para para cubrir al que debía ser el producto insignia de la sociedad: la caja con tres volúmenes de Dungeons & Dragons, creada por Gary Gygax y David Arneson, un jugador miembro de la “Asociación Twin Cities” (otro club de juegos). Eso requería de una inversión más sustancial.

Por lo tanto, Gygax y Kaye accedieron a admitir en la sociedad a otro miembro del Club de Wargames de Lago Ginebra, a Brian Blume, quien contribuyó con un monto adicional de US$2.000. Tactical Studies Rules carecía de la solvencia necesaria para emplear de tiempo completo a ninguno de sus integrantes, por lo cual ellos debieron trabajar horas extras en su administración, bajo el principio del mejor esfuerzo. Blume recalcaría más tarde que su adhesión a la sociedad se debió principalmente a que “parecía un modo divertido de ocupar sus noches y fines de semana”. Kaye fue designado Presidente de la Asociación, Blume Vicepresidente y Gygax ostentaría el título de Editor. 

Cuando Dungeons & Dragons salió por primera vez al mercado en enero de 1974, nadie pensó en llamarlo en ese momento un juego de rol. TSR lo promocionó como un wargame —un juego de simulación de conflictos—; la leyenda sobre la caja decía: “Reglamento de juego para Campañas de Guerra Fantástico Medieval”, un diseño que situaba al juego en un nicho de mercado que había existido desde los años 50. Fue en gran parte a través de su liderazgo en la comunidad de jugadores de wargames que Gygax popularizó el juego, el cual vendió alrededor de mil copias en su primer año en el mercado. Si bien esto puede sonar como una cifra insignificante para los estándares del mercado, fue una cifra suficientemente prometedora como para garantizar una segunda impresión de este «wargame» a comienzos de 1975.

La tragedia intervino cuando Kaye murió repentinamente de un ataque al corazón el 31 de enero de 1975. Como resultado de aquello, Blume y Gygax debieron celebrar un nuevo acuerdo de colaboración el cual nombraba a la viuda de Kaye, Donna, como socia igualitaria. Aquello debió ser así en tanto que las oficinas de TSR continuaban funcionando en la residencia Kaye de Sage Street (Lago Ginebra) y que Donna siguió a cargo de la contabilidad y envíos durante toda esa primavera, ya que aunque el negocio iba creciendo, en tan poco tiempo la empresa no tenía el capital suficiente para contratarla, y mucho menos para prescindir de sus facilidades y de su trabajo, aunque personalmente ella no tuviese ningún interés en el juego.

Gygax era consciente de que, en ausencia de salarios, lo único que alimentaba a la asociación era el amor por los juegos. Como resultado de ello, comprometió a TSR en un rígido principio de dirección; el 6 de marzo de 1975, Gygax prometió, en una carta dirigida a David Megarry, diseñador del juego de mesa Dungeon!, lo siguiente: “Nunca permitiremos que TSR sea controlada por un grupo exterior. Es posible que eventualmente aceptemos a otros como socios, pero nunca recurriremos a capitales ajenos al la comunidad de jugadores de wargames.”

La protección del control sobre la asociación y sus productos requería de una nueva estructura corporativa. Gygax y Blume habían planeado la creación separada de “TSR Hobbies” para manejar las ventas por correo y tal vez una tienda en Lago Ginebra. Una vez fundada, decidieron cambiar la finalidad de la compra de los activos de la sociedad y con ello relevar a Donna Kaye de sus vínculos con el juego. En lo correspondiente al diseño de la estructura organizacional que debía tener TSR Hobbies, estaban comprensiblemente preocupados por la posibilidad de que un importante accionista podría morir en un futuro cercano, y por lo tanto, para aquella eventualidad, echaron mano a una importante cantidad del “lenguaje contable” del acuerdo social de una empresa llamada “Wisconsin Tool & Stamping”, que había estado bajo la dirección de Melvin Blume, padre de los hermanos Blume. La esencia de dicho lenguaje jurídico estaba enfocado en garantizar que en caso de muerte de cualquier accionista o abandono de la firma, TSR Hobbies se reservaría el derecho de opción privilegiada para recomprar sus acciones.

El acuerdo original de TSR Hobbies, realizado por Gygax y Blume el primero de agosto de 1975, otorgó a Gygax 150 acciones y 100 a Blume. Así, como fue estructurada inicialmente la compañía, Gygax tendría una participación mayoritaria, pero a su vez, no podría tener la intención de continuar así por mucho tiempo… TSR Hobbies necesitaba capital para la compra de activos y para ello sería necesario invertir. Los primeros 2 certificados de acciones, emitidos a Gygax y Blume como estipula el acuerdo del 1 de agosto, fueron dados “en consideración de nosotros como parte de esa compañía”, como Gigax puso más tarde, —no a cambio de dinero de cualquiera de las partes.

Los siguientes dos certificados de acciones emitidos reflejaban una sustancial inversión en el futuro de la compañía por parte de la familia Blume. El certificado Nro. 3, emitido a Melvin Blume el 1 de septiembre de 1975 era por 200 acciones, las cuales él compró po un valor de 100 dólares cada una. El certificado Nro. 4 designaba que Brian Blume había comprado simultáneamente 140 acciones al mismo precio; en total la familia Blume había invertido 34.000 dólares en TSR Hobbies durante su primer mes de funcionamiento. Aquellos fondos fueron cruciales durante la adquisición de los productos de la asociación en disolución y que TSR Hobbies compró formalmente el 26 de septiembre; también lo fueron para el desarrollo y publicación de nuevos títulos. Sin embargo, es posible que esa suma pareciera más grande de lo que era realmente; debido a la participación de Blume sobre un tercio de la asociación, resulta muy posible que parte de este mismo dinero haya ido de regreso al bolsillo de su familia. 

La inyección de capital hecha por Blume inmediatamente remitió a Gygax a una condición de accionista minoritario con sus escasas 150 unidades, quien muy por debajo del total de participaciones familiares de Blume (440 acciones), continuaría siendo un accionista menor durante la siguiente década. Con todo, Gygax disfrutó de un efímero control sobre TSR Hobbies en 1975, aquello fue en un momento en que la empresa ni siquiera era la propietaria de Dungeons & Dragons. No obstante, la proporción en la propiedad de acciones no se tradujo en títulos ejecutivos, y así Gygax retuvo el cargo de Presidente de TSR, pese a su menor participación en los capitales de ella.

La ascendente popularidad de Dungeons & Dragons hizo posible que TSR Hobbies generara el dinero suficiente para asalariar a Gygax y a Blume. Asimismo, también posibilitó la contratación de algunos empleados provenientes de la comunidad de jugadores, incluyendo también la parentela inmediata de sus dueños, creando plantillas para publicidad, diseño creativo, arte, manufactura y envíos. A los nuevos empleados se les dio la oportunidad de comprar pequeñas cantidades de acciones de la compañía, de modo que a finales de 1975, la mayoría de los accionistas poseían menos de 20 acciones. Incluso el cocreador del juego, Dave Arneson, quien se unió a TSR alrededor de esos años, sólo logró participar con algo de 30 acciones —y encima fue apartado de la compañía a finales de 1976—; sin embargo, debido al pleito legal que éste inició contra TSR, aseguró su presencia en las reuniones del consejo, desde donde tuvo alguna incidencia mínima en la dirección de la empresa.

Gygax y Blume reforzaron sus posiciones en la empresa a medida que las inversiones y los beneficios aumentaban, sobre todo gracias a un derecho de preferencia para adquirir nuevas acciones a prorrata y también a través de diversas subvenciones. Fatídicamente, en julio de 1976, TSR Hobbies extendió a Gygax y a Blume la opción de comprar hasta 700 acciones adicionales a un precio de 100 dólares, por lo que siempre Blume se mantenía con una diferencia superior a la de Gygax, cercana a las 100 acciones, pero cuyo saldo porcentual disminuía a medida que los totales de ambos iban creciendo, de modo que la participación de Gary  llegó a elevarse alrededor de un tercio de la compañía para finales de la década de los 70s, mientras que la participación de Brian Blume se deslizó unos pocos puntos porcentuales por debajo de su pico de más del 40%. Por su parte, como Melvin ya no adquirió más acciones, su posición declinó precipitadamente, desde prácticamente un tercio hasta un poco menos de la décima parte de TSR. Nuevamente, independiente de su titularidad, era claramente Gygax quien dirigía el negocio… En un testimonio de la Revisión Estratégica de 1976, aparecen imágenes de ambos socios, Gygax y Blume, el primero identificado como «Fundador de TSR», mientras que el otro parece poco más que su asistente. Tres años más tarde, en una entrevista, Gygax estableció la situación de manera más formal: «Yo soy el Presidente de TSR y Brian Blume es Vicepresidente y Secretario”.

A finales de 1977, había 1.933 acciones ordinarias en circulación de las 5.000 autorizadas, y la dirección de la compañía se mantenía efectivamente estable: durante 1978 sólo se emitirían 105 acciones y después de eso la cantidad de acciones en circulación aumentaría solamente en 23 unidades en los próximos siete años. En algún momento de 1978, la posición de la familia Blume en TSR Hobbies cayó por debajo de la vara del 50% ―a partir de entonces ninguna de las partes poseería una posición mayoritaria en TSR sino hasta 1985. Como la década de 1970 llegaba a su fin, TSR Hobbies todavía valoraba sus acciones en una cantidad cercana a los 100 dólares; entonces, cuando William Niebling se unió a la compañía como vicepresidente, en mayo de 1979, se le ofreció la opción de comprar 500 acciones a 125 dólares cada una. Sin embargo, poco después, un giro en los acontecimientos enviaría las ventas y la tasación de TSR a la estratósfera, poniendo una enorme presión sobre la gestión de la empresa…

Hasta finales de la década de los 70s, TSR Hobbies había crecido a un ritmo respetable, pero predecible: las ventas brutas de alrededor de 300.000 dólares en 1976 se duplicaron al año siguiente, en gran parte gracias a la liberación de la versión revisada del juego básico de Dungeons & Dragons, editado por Eric Holmes. Fue también en esa época cuando la línea avanzada de D&D, una reescritura completa del sistema de juego, comenzó a aparecer. Mientras que el “Manual de Monstruos” salió demasiado tarde en 1977 como para impactar los informes fiscales de aquel ejercicio, se le sumó el verano siguiente el “Manual del Jugador” (1978) y juntos ayudaron a impulsar las ventas netas de ese año hasta una marca bastante cercana al millón de dólares, casi doblando las ventas por segunda oportunidad. El lanzamiento de la “Guía del Dungeon Master” (1979), doce meses más tarde, completó el núcleo del nuevo Advanced Dungeons & Dragons (AD&D), poniendo el juego a disposición del público en atractivos volúmenes de tapa dura, adecuados para su exhibición en libreros. Por otra parte, TSR también había comenzado a inundar el mercado con los nuevos «módulos de juego», aventuras preconstruidas a precios módicos ​​que reducían bastante la preparación necesaria para jugar.

No obstante las pujantes iniciativas que emprendía la compañía, lo que realmente catapultó el juego a nivel nacional, fue un accidente tristemente afortunado en esta historia… En julio de 1979, un estudiante universitario llamado James Dallas Egbert III desapareció del campus de estudios en el estado de Michigan. El investigador privado que la familia contrató para dar con el paradero o destino final del joven pronto dio con evidencias sobre que Egbert solía participar en ciertas sesiones a un oscuro juego llamado «Dungeons & Dragons». Impresionado con la expectativa sobre su descubrimiento, este detective pronto desarrolló una curiosa y ampliamente publicitada hipótesis: Creyendo que el juego era real, Egbert se había extraviado mientras vagabundeaba por los vaporosos túneles que había debajo de la universidad, en busca de monstruos y tesoros… Al poco tiempo se supo que dicha presunción era incorrecta e infundada, Egbert sencillamente se había fugado a Louisiana por motivos nada relacionados con aquellas oscuras sesiones de juego, sin embargo, el furor mediático en torno a la extraña conjetura detectivesca dio un sensacional empuje al juego, y su aparición en las primeras planas le mereció una oscura pero atractiva popularidad en el imaginario social de los Estados Unidos de esos años (y de los que vendrían).

El incidente Egbert fue probablemente el mejor hito para señalar el inicio del boom de Dungeons & Dragons en Estados Unidos, que duró desde mediados de 1979 a 1982. Durante este período de crecimiento disruptivo en las ventas, TSR tuvo que expandirse rápidamente y desarrollar las habilidades necesarias para sostener un éxito que se había proyectado más allá de los confines de su nicho en la comunidad de aficionados. Ninguno de los dos directivos de TSR tenía preparación alguna en gestión de negocios e incluso Gygax ni siquiera se había graduado de secundaria. En las primeras entrevistas, ellos frecuentemente comentaban que los juegos y los negocios requerían las mismas competencias para desarrollarse. De un modo algo iluso, Gygax comparaba el crecimiento de TSR durante 1980 con una campaña a Dungeons & Dragons, la que comenzaba con una compañía de personajes de bajo nivel, la que empieza a ganar suficiente experiencia, para avanzar hacia una “productora” de juegos de gran nivel, tal como lo eran en ese entonces Milton Bradley y Parker Brothers. 

La contabilidad y el reporte fiscal de TSR durante este período fueron irregulares y hasta problemáticos en ocasiones, pero incluso dentro de un margen considerable de incertidumbre, el crecimiento de la compañía era incuestionable. Las ventas brutas de TSR fueron cerca de los 2 millones de dólares en 1979 y según un informe interno, las ventas del año siguiente alcanzaron la impresionante suma de 16 millones; un aumento del 5.233% en tan sólo cinco años, que valieron para que Inc. Magazine les otorgara el 6to lugar en su lista de 1981 entre las cien compañías de propiedad privada de más rápido crecimiento. Semejante salto de ocho veces en las ventas parecía poco fiable, y según se supo más tarde a través de las propias declaraciones financieras de TSR de 1980, los ingresos realmente habían sido sólo de la mitad: 8,7 millones de dólares, una cifra que se ajusta bastante mejor a la curva de crecimiento global de la compañía. Pero igualmente aquella cifra más baja reflejaba los ingresos y un negocio sólido cuadruplicado: sólo los sets del D&D Básico vendían unas 12.000 copias al mes y la nómina de pagos había aumentado a 120 empleados. El siguiente retorno financiero anual de TSR se complicó por una serie de cambios estructurales, incluyendo un año fiscal abreviado de nueve meses en 1981, pero aún así las ventas siguieron en aumento: un informe de octubre de ese año, que señala las ventas solamente del trimestre anterior, estuvieron alrededor de los 6 millones de dólares.

Wall Street Journal, 7 de enero de 1983.

Aquel informe trimestral fue conocido por un artículo escrito por Kevin Blume en un boletín interno que publicaba TSR llamado “Random Events”. Kevin fue integrado a la planta de TSR Hobbies a instancias de su hermano mayor, Brian, en 1977 para ayudar con las finanzas de la compañía. También se encargó de la supervisión de las contrataciones de los años posteriores, ya que la empresa había comenzado a reclutar fuera del círculo inmediato de amigos y familiares. Después de hacerse con los títulos de auditor y tesorero, Kevin se unió a Brian y Gary en la Junta Directiva de TSR, como también en la junta de accionistas, el 4 de noviembre de 1980. Sumado a aquella decisión, surgida más que seguramente desde los lazos familiares de los Blume, en septiembre de 1981, justo en el peak del auge de TSR, Melvin Blume transfirió sus 200 acciones a su hijo Kevin; quien antes sólo poseía cinco acciones. Esta fue una transacción controversial dentro de la compañía; William Niebling argumentó que debía ser bloqueada, ya que “violaba el acuerdo de accionistas”. Pero por encima de las objeciones, el certificado de Kevin fue emitido igualmente y fue así como se convirtió en el tercer mayor accionista, por detrás de Gygax y su hermano Brian, quien entonces comenzó a actuar como Presidente de la Junta Directiva.

La presencia de Kevin sobre el tablero trajo consigo cierta confusión sobre la dirección de TSR. Un artículo publicado en la edición de marzo de 1982 de aquel boletín Random Events, esbozaba sucintamente que “TSR Hobbies tenía una «Oficina del Presidente» en manos de tres personas: Gary, Brian y Kevin […] todas las decisiones de la Presidencia o de la Junta Directiva se realizan en forma unánime, están todos de acuerdo o no se toma ninguna decisión. Todos los votos son iguales y dos de ellos no hacen mayoría”. Esas palabras fueron escritas por otro miembro de la familia Blume, Doug Blume. Sin embargo, en el siguiente número del boletín, el artículo de la página frontal, escrito por el mismo Gary Gygax y acompañado de un reflexivo retrato suyo, calificaba el anterior artículo de Doug Blume como solamente una “explicación de cómo opera nuestra empresa» y que es un escrito «correcto en lo básico», y aunque admite que «TSR es gestionada por sus Directores, y los tres funcionamos por consenso», también insiste en que «sin embargo, la toma de decisiones de nivel ejecutivo no se hace por consenso. La Presidencia (él mismo) está en la parte superior … a continuación viene la oficina de Brian como Funcionario Ejecutivo Principal y luego Kevin como Director de Operaciones «.

Después de una reorganización implementada en julio de 1982, la ley del más fuerte se impuso con mayúsculas en el organigrama empresarial: el Presidente de TSR Hobbies, Inc. (Gary Gygax) tenía como subordinados directos al Presidente de TSR Service Group (Kevin Blume) y al Presidente de TSR Fun Group (Brian Blume). Este acuerdo directivo, que fue de corta duración, es recordado por los empleados de la época como “el año de los tres presidentes”. Con todo, la ambigüedad en el control de la compañía persistía: el mismo Presidente de TSR debía informar cualquier movimiento al Consejo de Administración, que entonces estaba constituido por Gygax y los dos Blumes. Verdaderamente no estaba claro dónde residía el poder y probablemente incluso los principales involucrados tampoco lo sabían.

Durante aquel boom de 1981 y 1982, TSR logró prosperar, aún bajo su estructura de gestión ambigua y en medio del rápido incremento del personal y la realización de importantes adquisiciones. En lo correspondiente a juegos, la compañía adquirió los activos de Simulation Publications Inc., una editorial de wargames, a instancias del no pago de un préstamo, después de un breve período en el que Kevin Blume se desempeñó como presidente de dicha editorial. TSR también tuvo un sólido negocio de revistas en aquellos años; la circulación de su producto estrella, la revista “The Dragon”, superaba los 100 mil ejemplares en 1983 y a nadie sorprendió la compra de “Amazing Stories”, una revista de ficción popular semanal. Una adquisición que sí fue bastante curiosa fue la compra de “Costuras Greenfield”, una empresa artesanal que producía productos de bordado. En su momento, el propio Gygax justificaba la compra explicando que «habían estado buscando expandir el negocio más allá del juego», y que «las labores eran otro gran campo de afición». TSR había predicho que aquella empresa de bordados contribuiría aproximadamente con un avance de una quinta parte de sus ingresos brutos.

Ese interés por diversificar más allá del negocio de los juegos debió haber sido un reflejo de las preocupaciones e incertidumbre sobre el verdadero potencial del continuo crecimiento de Dungeons & Dragons. Todas las proyecciones de TSR para los dos años siguientes, no obstante, sugerían la creencia de que había una demanda sobrada en el mercado de los juegos. En una entrevista realizada en enero de 1982, Niebling reveló: «Estamos esperando ventas cercanas a los 45 millones (de dólares) este año». Ese mismo mes, en un comunicado interno, Gygax extrapoló eso aún más: «Una estimación segura para 1983 ubica la tasa de crecimiento de TSR en un 150% respecto del año pasado… digamos unos US$75.000.000». Incluso recalcó que «el volumen podría crecer más allá de eso». A la luz de los ingresos corrientes y de semejantes predicciones, la junta estableció un balance para TSR por un valor de 3.000 dólares por acción: cantidad treinta veces superior al precio que Brian Blume había pagado en 1975.

Con esta cantidad de dinero y negocios esperado, TSR comprensiblemente contrató personal agresivamente. TSR había llenado 60 nuevas posiciones en 1981, incrementando la planilla hasta 180. Alrededor de agosto de 1982, cerca del 40% de los empleados habían sido contratados en los últimos 12 meses. En enero de 1983, Gygax contó al Wall Street Journal que TSR tenía planes inmediatos de contratar adicionalmente de 100 a 150 empleados. Para el mes de abril TSR ya contaba con un equipo de 312 trabajadores. Los empleados ahora se movían a través de 6 edificios sólo en Lake Geneva, sin mencionar un almacén en New Jersey y una oficina de licencias en Nueva York.

En retrospectiva, uno sólo podría suponer que los frenéticos preparativos de TSR para el éxito cegaron a la empresa ante los cambios en el mercado. Una encuesta de aquel entonces, realizada por la revista The Insider, mostró que el gasto total de los consumidores de juegos como pasatiempos, en 1982, había aumentado sólo un 12,6% con respecto del año anterior, un nivel apenas por encima de la tasa de inflación del 11,3%. Si aceptamos, considerando la irregularidad en el año fiscal, que TSR obtuvo entre US$ 14 a 18 millones en 1981, sus ingresos durante los siguientes doce meses crecieron bastante modestamente en comparación con las duplicaciones anteriores de los años anteriores, aumentando solamente a US$ 21-22 millones en 1982; aproximadamente la mitad de los US$ 45M que se habían proyectado. Inc. Magazine, que anteriormente había elogiado el crecimiento de TSR, ahora informó que sus ingresos recientes «habían avanzado discretamente». Más preocupante aún, The Insider proyectó que las ventas del kit básico de D&D habían disminuido un 16% respecto del año anterior, y que las ventas de libros de AD&D habían bajado casi un 25%. Sin duda, esto reflejaba la falta de nuevos títulos para AD&D en 1982, pero también predecía que el boom de Calabozos y Dragones algún día llegaría a su fin.

Para junio de 1983, estaba bastante claro que el negocio no crecía como se esperaba: TSR reportaba ingresos para ese año fiscal de US$ 26,7 millones; muy por debajo de los 75 millones previstos. Los ingresos de abril y mayo alarmaron especialmente a los directivos de la empresa. Asimismo, la compra de Greenfield Needlewomen no logró los rendimientos prometidos, por lo que TSR se vio obligada a echar pie atrás con dicha adquisición, y como consecuencia, registrar su primera pérdida. Ante la necesidad de liquidez, TSR obtuvo un préstamo de US$ 4 millones del American National Bank de Chicago. Negociar ese trato se convirtió en responsabilidad de Kevin Blume, pero significaba que TSR ahora entraba en aguas desconocidas: para dicha tarea, como dijo Blume en ese momento, «Yo era el mejor que había en la empresa, pero aun así, no era la persona adecuada».

De Izq. a Der.: Gary Gygax, Brian Blume y Kevin Blume.

Sin embargo y a pesar de todas esas preocupaciones, TSR continuó haciendo contrataciones: 25 nuevos empleados se unieron a la empresa en junio. Se requerirían medidas drásticas para alinear el negocio con el mercado. Por lo tanto, el 24 de junio de 1983, TSR Hobbies se reorganizó en cuatro empresas separadas: TSR Inc., que retuvo todos los juegos, juguetes, fabricación y marketing; TSR Entertainment Corporation, que controlaba las propiedades cinematográficas y de televisión; TSR Ventures, que comprendía licencias e investigación y TSR Worldwide Ltd., que formó una corporación paraguas para subsidiarias y ventas internacionales. Mientras se sometía a esta reorganización, TSR también comenzó a desvincular trabajadores, empezando con una ronda inicial de 40 recortes; el banco sólo había accedido al préstamo con la condición de una reducción considerable de personal.

Si bien, las cuatro empresas tenían efectivamente la misma junta directiva de tres hombres (Gygax, Brian y Blume), cada una tenía un presidente designado a cargo. Brian se convirtió en presidente de TSR Ventures, por ejemplo. Los mensajes internos en ese momento enfatizaron la importancia de nombrar sólo «un jefe» para cada empresa sobre el incómodo triunvirato de TSR Hobbies. Dado que los juegos caían dentro del alcance de TSR, Inc., uno bien podría haber esperado que Gygax tomara el timón, sin embargo, dicho papel recayó en Kevin Blume. Gygax, por su parte, se convirtió en presidente de TSR Entertainment Corporation. Como el nombre de la franquicia insignia de TSR disfrutaba de un reconocimiento de marca mucho mayor que el de la propia empresa, esta filial fue rebautizada como Dungeons & Dragons Entertainment Corporation.

La designación de Gygax como director a cargo de los medios, merece un mayor escrutinio. TSR creía que su crecimiento potencial a través de la televisión y el cine era lo suficientemente grande como para merecer la atención total de Gygax. Para el otoño de 1982, Gygax ya había comenzado a delegar la responsabilidad del desarrollo continuo de D&D: «La mayoría de ustedes no saben que pronto me retiraré del puesto de «autoridad única» con respecto al sistema de juego de D&D», había anunciado Gygax en septiembre. «Frank Mentzer se ha «ofrecido» como voluntario para asumir un nuevo puesto de aprendiz en el que trabajará directamente conmigo». Si bien Gygax continuó publicando sostenidamente nuevo material para D&D, en su columna «Sorceror’s Scroll» de la revista The Dragon aquel año (muchas de las cuales luego poblarían Unearthed Arcana), los artículos finalmente se agotaron en el verano de 1983, cuando Gygax concentró sus energías hacia otra parte.

Aquel proceso llevó bastante tiempo: Gygax, por su parte, había revelado que la junta directiva estaba «considerando la formación de una nueva división corporativa, sólo para manejar la concesión de licencias y la explotación de nuestros productos en los medios de entretenimiento», en la edición de enero de 1982 de Random Events. La nueva empresa de Gygax perseguiría el objetivo de larga data de TSR de crear un largometraje de Dungeons & Dragons: la empresa fijó sus esperanzas en un guion escrito por el veterano escritor James Goldman. Asimismo, la compañía había obtenido un éxito temprano con el estreno del 17 de septiembre de 1983 de la serie animada de “Dungeons & Dragons”, producida por Marvel, la cual se transmitía los sábados a través de la cadena CBS. La utilización de la propiedad intelectual de TSR en los medios serviría como fuente de ingresos y como una herramienta de marketing adicional para atraer nuevos fanáticos a Dungeons & Dragons.

            —¿Pero qué implicaba administrar el negocio de los juegos en este momento?—. Kevin Blume presidía una TSR, Inc. con exceso de personal e irremediablemente enfrentada a un mercado en contracción. Como tal, supervisó varias rondas de reducciones de personal, recortando a cientos de empleados en grupos de treinta o cuarenta a la vez. No obstante, a pesar de lo agresivo de aquellos recortes, no lograron satisfacer a los acreedores de TSR, quienes insistieron en la incorporación de tres directores externos en la junta en 1984: James Huber, Robert Kidon y Wesley Sommers. A instancias de la entrada de estos independientes, Kevin Blume se retiró de las funciones ejecutivas, como lo expresaría el portavoz de TSR, pasando Richard Koenings a convertirse en presidente interino y director ejecutivo de TSR a partir de diciembre de 1984. Koenings implementó aplazamientos y reducciones salariales punitivas en lo que quedaba de personal a partir del 10 de diciembre, en un intento por equilibrar el tambaleante presupuesto de la empresa. Pese a esto, para el año siguiente se había proyectado que las ventas de Dungeons & Dragons caerían en un 20% adicional.

A la vista de tales antecedentes, no fue sorprendente que TSR fijara sus esperanzas en otra parte… en Hollywood. Pero la perspectiva de un debut en la pantalla grande permaneció tentadoramente fuera de su alcance. En octubre de 1984, Gygax informó que, además del guion de Goldman, habían «conversaciones» (con Flint Dille), pero que hasta ese momento ningún estudio había firmado todavía. A medida que creaba productos para los medios, Gygax también desarrolló contactos que podrían potencialmente posicionar a TSR en la industria cinematográfica, de tal modo que ahora dividía su tiempo entre Wisconsin  y California. Aunque los viajes le resultaban agotadores, estaba agradecido por la oportunidad de pasar la mayor parte del verano de 1984 en su ciudad natal. A principios de 1985, había captado a algunos inversores interesados ​​en una asociación más profunda con TSR. Los rumores se arremolinaron después de que el personal de relaciones públicas anunciara que un grupo de inversión de Beverly Hills hubiese presentado una carta con la intención de «adquirir una parte importante» de TSR, Inc., aunque se ocultó la identidad de aquel postor (el grupo Forman FSRB). Para satisfacer a estos inversores potenciales, la junta de TSR abolió el derecho de preferencia de Gygax y Blume para comprar acciones a prorrata, abriendo así la puerta para que un grupo externo obtuviera una participación mayoritaria. Pero abruptamente, a fines de marzo, TSR anunció que, en cambio, la compañía se reestructuraría financieramente, utilizando los recursos actuales y que “cualquier negociación con grupos de inversión externos era nula”.

Esto se reflejó en una reunión de la junta del día 18 de marzo de 1985, en la cual Gygax anunció que había ejercido su opción de julio de 1976 por 700 acciones del stock de TSR, Inc. Aquello elevaba su participación total a 1.371 acciones, que caían ligeramente por debajo de la mitad (49,6%) de las acciones en circulación de TSR, que en ese momento ascendían a 2.761. No obstante, las 40 acciones de propiedad del hijo de Gygax, Ernie, combinadas con las de su padre, aseguraban una participación mayoritaria (51,1%). Inmediatamente, Gygax presionó para rechazar el acuerdo Forman, según las notas recogidas por el secretario de la reunión. Creía que había encontrado un camino que mantendría el control de TSR lejos de los foráneos. Mediante una votación el 29 de marzo de 1985, la junta nombró a Gygax presidente y director ejecutivo de TSR, Inc., además de su puesto actual como presidente de la junta. Cuando Gygax retomó el puesto, la reducción de personal había dejado sólo a 95 empleados en TSR.

Con todo, todavía estaba el asunto de los Blume y su participación de propiedad. Aunque ninguno de los dos tenía un rol operativo en TSR, permanecían en la junta directiva, y con un total combinado de 990 acciones, no podían ser ignorados. Desde su destitución, la junta intentó negociar un acuerdo de separación con los Blume, pero ellos supeditaron su aceptación a la venta de sus acciones; de lo contrario, debían permanecer activos en la empresa para proteger su inversión, la cual no era menor. En aquella misma reunión en que se votó la presidencia de Gygax, la junta también acordó comprar las acciones de los Blume, incluyendo las 700 participaciones de Brian, por un valor unitario de US$ 340.87 y un total de US$ 506,070.30.

Sin embargo, el capital era escaso dentro de TSR y el banco se mostró reacio a liberar una suma tan grande en un momento en que los acreedores reclamaban a la empresa buscar liquidez. Al final de la primavera, TSR supuestamente operaba con un déficit de 750 mil dólares. Adicionalmente, los prestamistas se comportaban de manera conservadora en aquel momento, ya que las finanzas estadounidenses sufrían la crisis del ahorro y préstamo que sepultó a varios de los bancos importantes del Medio Oeste americano en 1985. En una carta a Gygax, fechada el 9 de abril de 1985, el American National Bank juzgó que “tal transacción era inapropiada para TSR, dada su condición financiera y, en consecuencia, el Banco no dará su consentimiento para la recompra”.

Pocos días más tarde, en la reunión de la junta directiva del 16 de abril, se informó a los Blume que el banco había rechazado la transacción. Como resultado, los Blume una vez más expresaron su desacuerdo para firmar una separación con TSR. Lo que sucedió después es motivo de controversia: Durante un receso de la reunión, Gygax se reunió en privado con Kevin y Brian Blume. Según los Blume, ofrecieron sus acciones a Gygax, quien accedió a comprarlas personalmente con capital propio. Sin embargo, Gygax desmintió dicha afirmación, refutando que simplemente accedió a ayudar a «encontrar un consorcio de personas dispuestas y capaces de comprar las acciones de los Blume al precio acordado», pero insistió en que «nunca se hizo ninguna oferta o promesa». Como aquella discusión se llevó a cabo a puertas cerradas, resulta imposible determinar la verdad en aquellos dichos.

Fuese como fuese, el 6 de mayo, Brian y Kevin Blume firmaron un acuerdo de separación con TSR, pero dado que ni Gygax ni TSR realizaron movimiento alguno para adquirir su participación, el 22 de julio emitieron a TSR un «Aviso de intención y oferta de venta», en el cual declaraban nuevamente su interés en vender las acciones a un precio de 500 dólares cada una, lo cual Gygax consideró poco razonable. Kevin Blume envió un correo a TSR el 25 de agosto en el que enfatizaba que su paquete de indemnización “fue aceptado en base a la oferta hecha por E.G. Gygax para comprar las acciones de Blume en lugar de TSR, Inc.”. Concluye exigiendo directamente: “¿Hasta cuándo debemos esperar recibir la oferta de E.G. Gygax?”

En la reunión de la junta de Sheridan Springs, la noche del 22 de octubre de 1985, Gygax debió reconocer que el asunto de las participaciones de los Blume por 700 acciones, había diluido la suya propia por debajo del 50% de las acciones en circulación de la empresa. Pero entonces, ¿quién controlaría estas acciones recién emitidas? Seguramente también recordó haber recibido otro aviso de intención de venta de los Blume el 8 de octubre, pero éste mucho más específico, declarando su intención inminente de vender “todas y ni una menos” de sus acciones en TSR Inc. a 350 dólares cada una.

A medida que estos eventos se desarrollaban en tiempo real, quedaba poco espacio para la reflexión: Wesley Sommer solicitó formalmente que Gygax presentara su renuncia. Éste, que todavía lidiaba con las nuevas circunstancias, se negó. Por lo tanto, Sommer propuso lo siguiente a la junta para una votación: “Se resuelve que, en el mejor interés de la corporación, E. Gary Gygax sea despedido como Presidente y Director Ejecutivo, y que TSR y el Sr. Gygax negocien y busquen entrar en un acuerdo por el cual el Sr. Gygax continuaría haciendo un trabajo creativo y la Compañía continuaría utilizando su talento”. Esta última cláusula sin duda estaba relacionada con un tema de regalías que se había discutido anteriormente. James Huber secundó la moción, la cual finalmente fue aprobada con tres votos a favor, uno en contra y una abstención.

Si bien este giro de los acontecimientos podría parecer lo suficientemente trascendental para una reunión, la junta luego centró su atención en las vacantes recientemente creadas para la alta dirección de TSR. Acto seguido, los Blume propusieron a Sommer para suceder a Gygax como presidente de la junta, lo cual no sorprendió a nadie; sin embargo, Sommer presentó otra propuesta: que Lorena Williams reemplazara a Gygax como presidenta y directora ejecutiva de TSR.

Sorprendido, Gygax rechazó la propuesta: L. Williams sólo había trabajado en TSR durante seis meses y no tenía experiencia en juegos. Pero Sommer defendió a Williams con el argumento de que anteriormente había actuado como presidenta en ausencia de Gygax; ella haría la transición con la menor interferencia para la empresa. Gygax, por su parte, insistió en su negativa, contraproponiendo otorgar el puesto a Willard Martens, quien, además de actuar como secretario de la junta, era vicepresidente de finanzas de TSR, pero Martens se negó, aparentemente debido a sus demás responsabilidades.

Después de una breve discusión, la junta aprobó finalmente la moción para nombrar a Lorena Williams, desatendiendo las enérgicas objeciones de Gygax. Pero éste probablemente no se habría molestado en impugnar este nombramiento si hubiera entendido la verdadera situación. Sin que él lo supiera, todos los demás en la sala estaban al tanto de una información crítica de la que él carecía. Gygax había pasado por alto las señales de advertencia: pasó por alto cómo, inmediatamente antes de la reunión de la junta, varios de los otros directores, incluidos Sommer, Huber y Kevin Blume, se habían congregado en la oficina de Williams. En esa reunión privada, estas partes acordaron no revelar el alcance de los cambios en las posiciones de los accionistas a Gygax, y también juraron que Martens guardaría el secreto. Lo que todos sabían era que sólo un día antes, TSR había emitido el Certificado de Acciones Nro. 107 a Lorena Williams, por 1690 acciones. Williams era ahora la mayor accionista.

Equellas 1.690 acciones representaban la totalidad de las acciones de la familia Blume: las 990 acciones que tenían antes de octubre, más aquellas 700 acciones que acababan de ejecutar. De hecho, los fondos para dicho ejercicio provenían directamente de la cuenta de Williams, en forma de un «pago inicial» de US$ 70.000 sobre la compra total, dinero exactamente suficiente para comprar las 700 acciones a US$ 100 cada una. Los Blume y Williams habían acordado este intercambio hacía semanas, el 8 de octubre. La transacción valoró las acciones de TSR en US$ 350, lo que requirió que Williams pagara a los Blume un total de US$ 591.500 para su nueva posición en TSR.

Dado que ni Gygax, personalmente, ni tampoco TSR pudieron haber reunido el capital para comprar las acciones de la familia Blume —¿cómo es que Williams, una empleada nueva, sí podía hacerlo?—. La respuesta es que Williams ya tenía suficiente dinero y que su contratación dependía de su inversión en la empresa en varios aspectos. Gygax había conocido a Williams a través del hermano de ella, Flint Dille, quien trabajó con Gygax en varios proyectos de Dungeons & Dragons Entertainment Corporation en Los Angeles; su abuelo, John F. Dille, había publicado los cómics originales de Buck Rogers, y por lo tanto, la familia Dille poseía los derechos del personaje y controlaba un generoso fideicomiso que recaudaba los royalties correspondientes.

Por lo tanto, antes de que Gygax invitara a Williams a unirse a TSR como vicepresidente, tuvo una serie de conversaciones con ella, ahí por febrero de 1985, sobre la conveniencia de invertir en la empresa, incluyendo una propuesta para adquirir acciones valoradas en US$ 150.000. En su carta de oferta, fechada el primero de abril de 1985, incluyó varias estipulaciones relacionadas con la inversión. Por ejemplo, el contrato de trabajo de Williams difería un tercio de su salario de US$ 90.000 por año a la compra de acciones. Además, le exigía que comprara acciones de TSR por un valor de 50 mil dólares inmediatamente después de aceptar el acuerdo y que comprara acciones por un valor adicional de 100 mil en el año calendario de 1986. Dada la precaria situación financiera de TSR, esto representaba una importante inyección de efectivo, pero también un riesgo sustancial para Williams como inversora. Gygax escribió en la carta de oferta sobre su «compromiso con TSR» como lo demuestra su «determinación de adquirir una participación sustancial en la corporación», aunque la cantidad en cuestión estaba muy por debajo de una participación mayoritaria: después de todo, Williams no era “rolera” y Gygax era extremadamente cauteloso con eso.

Entonces, Gygax convirtió la contratación de Williams en un asunto de la más alta prioridad: lo anterior se puede observar claramente en el hecho que, prácticamente en forma inmediata al ser elegido presidente y director ejecutivo por la junta, un viernes por la tarde en marzo de 1985, su carta de oferta a Williams fue remitida el lunes siguiente; —Gygax creyó que sería una excelente adición a la Junta Directiva—. La junta le otorgó una opción para comprar 50 acciones a US$ 300; lo cual realizó tranquilamente el 16 de octubre, una adición pequeña, pero crucial en sus participaciones antes de la reunión del 22 de octubre.

            —¿Por qué Williams buscaba el control de TSR?—. Poco después de que ella subiera a bordo de la compañía en abril, la relación entre Gygax y Williams comenzó a agriarse. La situación financiera de la empresa continuaba deteriorándose y Williams no aprobaba el manejo de los Blume por parte de la empresa. Si iba a invertir más en TSR, tendría que empoderarse para realizar los cambios que deseaba en la forma como operaba la empresa. Por lo tanto, en octubre de 1985, no vio la necesidad de avisar a Gygax de su trato con los Blume. “Gygax y yo no hablamos mucho durante ese tiempo porque teníamos diferencias muy fundamentales”, comentó. Además, informar a Gygax de que tenía la intención de comprar las acciones de la familia Blume sería, como ella lo expresó «una invitación para que él entre y trate de arruinarlo todo, frustrando la posibilidad de los Blume de vender sus acciones y continuar con sus vidas”.

Entonces, un 22 de octubre de 1985, Gary Gygax caminó hacia la emboscada que le habían tendido. Ignorante de la nueva participación de Lorena Williams en TSR, solo pudo observar con asombro cómo la junta lo despojó de su trabajo y la nombró su sucesora. Como acción final de la reunión, la Junta se enfocó en otorgar a Gygax un paquete de indemnización “consistente con lo que se había hecho en el pasado”, presumiblemente una referencia al paquete extendido a los Blume. Kevin secundó esta moción. El paquete de indemnización fue aprobado por la junta y la reunión se levantó a las 18:45 hrs. En solo noventa minutos, Gygax observó impotente como TSR Inc. era transferida a una no-jugadora.

En las semanas siguientes, Gygax tomó medidas consistentes en una suerte de ejercicio de retrocontinuidad, como podría decirse en el argot geek, pero que en última instancia resultaron inútiles para resarcir el daño. Su movimiento más agresivo fue enviar a Brian Blume un cheque por US$ 113,750 el 5 de noviembre, como pago inicial del 50% para asegurar 650 de las acciones de la familia Blume. En teoría, esta suma devolvería el control de TSR a Gygax por un cómodo margen. Sin embargo, desde el momento en que los Blume firmaron su acuerdo con L. Williams el 8 de octubre, sus acciones quedaron en depósito de garantía, por lo que Brian no podía aceptar tal oferta. A partir de entonces y considerando el material adjunto con el que Gygax invocaba las condiciones del acuerdo entre accionistas destinadas a evitar que agentes externos tomaran el control de la compañía, el asunto pasaría a ser zanjado por los tribunales.

La batalla legal resultante se prolongó hasta la segunda mitad de 1986. El tribunal revisó los trastornos sufridos por TSR de 1985 y concluyó que los Blume habían cumplido con las obligaciones del acuerdo de accionistas al proporcionar a TSR, y a Gygax personalmente, un amplio aviso de su intención de vender, así como como numerosas oportunidades para comprar sus acciones. Cuando ninguno de los dos dio un paso al frente para comprar, los Blume quedaban liberados para vender a un extraño. El tribunal también consideró la cuestión de si acaso Gygax había prometido, o no, comprar la posición de la familia Blume el 16 de abril, fallando finalmente sobre la base del testimonio de los miembros independientes de la junta, acerca de que Gygax había “acordado comprar sus acciones, y los Blume y [Gygax] informaron dicho compromiso… a los demás directores”. El tribunal confirmó la venta a Williams.

Finalmente, ante la perspectiva de tener una participación minoritaria en una TSR Inc. dirigida por Lorena Williams, Gygax decidió alejarse de la empresa, renunciando a todos sus cargos en octubre de 1986. Como dijo en una nota de despedida en The Dragon: «La forma y dirección de los sistemas de juego D&D y AD&D, ahora están completamente en manos de otros». Aunque desde entonces ya no controla ni dirige los destinos de Calabozos y Dragones, su nombre se ha mantenido íntimamente ligado al juego. Gygax probó suerte en muchas otras empresas, pero su mayor ocupación durante el resto de su vida fue compartir y dedicar gran parte de su tiempo con aquellas personas cuyas vidas habían sido transformadas por Dungeons & Dragons. Si bien los caprichos de los negocios podían arrebatarle su creación y su fortuna a un inventor, la fama es un bien menos voluble, y la fama de Gygax perdurará tanto como su juego.

El autor quisiera agradecer a Matt Shoemaker, William Meinhardt y Frank Mentzer por sus contribuciones a la investigación detrás de esta entrada.

El presente artículo ha sido traducido directamente del original “The Ambush at Sheridan Springs: how Gary Gygax lost control of Dungeons & Dragons”, publicado en medium.com/ el 28 de julio de 2014. Todos los derechos reservados.

La presente traducción ha sido debidamente autorizada por su autor, Jon Peterson, titular del blog Playing at the World y autor del libro homónimo.

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